Europa y el toro… y Alemania
Genevieve Signoret & Patrick Signoret
Durante el viernes y el fin de semana, circuló una propuesta alemana para que Grecia ceda su soberanía fiscal (FT), pero Grecia y otros países la rechazaron y Merkel dio marcha atrás (El País).
La propuesta contenía dos condiciones: (1) establecer legalmente la absoluta prioridad al servicio a la deuda, eliminando toda posibilidad (amenaza) de incumplir, y (2) ceder la soberanía sobre el presupuesto nacional al Eurogrupo.
Una posibilidad es que fuera una propuesta diseñada específicamente para rechazarse y llevar a Grecia al incumplimiento. Megan Greene argumentó en su blog (vía EconoMonitor) que, dado el éxito de la operación de financiación de 3 años por parte del BCE, Alemania posiblemente había decidido que los bancos europeos podían sobrevivir un incumplimiento griego, y con la propuesta estaban acelerando tal incumplimiento y la salida de Grecia de la zona del euro (evento que Greene de todas formas esperaba en algún momento).
En EconoMonitor, Rebeca Wilder mostró que, sea o no cierta la interpretación de Greene, los bancos de Alemania, Francia, Holanda y Bélgica continúan altamente expuestos a la deuda de la periferia, por lo que de ninguna manera podrían sobrevivir un incumplimiento desordenado en Grecia que se contagiara al resto de la periferia. Concluyó:
Unless the German, French, Dutch, and Belgian governments are planning to inject equity into their banking systems – they haven’t announced such a grand plan to date – banks remain overly exposed to periphery asset valuations. Thus, I can only conclude the following: the Germans and the troika either (1) have a plan to quickly recapitalize the banks across Europe, or (2) could be making a huge mistake.
Para el lunes la propuesta había sido descartada por varios países y Merkel había cambiado de tono. El País:
El rechazo de la gran mayoría de los países europeos y la reacción visceral de Atenas —esa idea “es producto de una imaginación enfermiza”, llegó a decir la ministra griega de Educación, Anna Diamantopoulos—, provocaron que la canciller Angela Merkel diera marcha atrás.