El Efecto Putin (Fase 1): Macroeconomía
Alastair Winter
(You can read the original English version here.)
Macroeconomía: el Efecto Putin como catalizador
Se dice que Putin anhela reconocimiento internacional para sí y para Rusia, y él ciertamente está causando revuelo en la economía global. Sin embargo, probablemente sea mejor ver la invasión como un catalizador en cambios que ya estaban en marcha, algunos de los cuales están relacionados con la pandemia y otros con historias incluso más largas.
El impacto inmediato más obvio es sobre la inflación, que ahora aumentará aún más rápido y persistirá durante más tiempo de lo que parecía probable antes de la invasión. Siguen evolucionando los choques de oferta y demanda causados por órdenes de confinamiento e interrupciones del transporte que se remontan a 2020. China todavía está lidiando con notables dificultades contra la pandemia, incluso cuando la mayoría de los otros países están arreglándoselas para vivir con ella, ¡o al menos creen que lo están haciendo!
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) captura la mayoría de los titulares, pero es el Índice de Precios al Productor (IPP) el que está más expuesto al Efecto Putin, ya que lo impulsan los precios de la energía, los alimentos y las materias primas, materias primas de las cuales tanto Rusia como Ucrania son grandes proveedores mundiales. Para proteger sus márgenes de ganancia, los productores siempre intentan trasladar los costos de sus insumos, de forma que los consumidores paguen la cuenta final.
Efectivamente, los niveles del IPP están aumentando. El peor caso es la zona del euro, donde la inflación medida por PPI ha alcanzado 30% anual, pero las tasas de crecimiento también están disparándose en otras partes, con valores en exceso de 10% y, en el Reino Unido en marzo, 19.2% . El aumento en precios de alimentos tendrá su impacto humanitario más severo en países pobres, pero en todas partes el aumento en precios de energéticos dañará a los más pobres.
Hablando en términos de la mecánica de la economía, la inflación en los precios de energía y alimentos tarde o temprano tiene un efecto deflacionario, porque los consumidores de los países importadores se ven obligados a reducir su gasto en otros artículos, mientras que los productores solo gastan parte de sus ganancias más altas y típicamente en sus propios países. Además, los socios que Rusia tiene en la OPEP pueden estar resistiendo por ahora, pero los precios más altos seguramente los tentarán a aumentar la producción para aprovechar activos que podrían quedar “varados” por futuras medidas globales contra el cambio climático.
Consumidores sin liquidez son una receta para un menor crecimiento justo cuando la economía mundial se está desacelerando de todos modos y después de haberse recuperado de los trastornos que acompañaron a la pandemia. Mientras tanto, los bancos centrales —la Fed en particular— ya han iniciado a endurecer las condiciones monetarias en respuesta a la inflación previa a la invasión.
Hay, por supuesto, un vigoroso debate en curso sobre qué tan exitosos serán los bancos centrales o cuánto daño colateral pueden causar, pero sus acciones seguramente no serán positivas para el crecimiento durante los próximos dos años o más.
Como era de esperarse, el comercio mundial se ha visto afectado de inmediato por la invasión y las sanciones relacionadas: el efecto no ha sido observado sólo en las exportaciones e importaciones a Rusia y Ucrania, sino también en la Unión Europea. Hasta ahora, el comercio de EE. UU. se ha visto poco afectado y el de China apenas se ha visto afectado por la invasión. Sin embargo, la pandemia está causando graves dislocaciones. Es probable que la tendencia a más largo plazo de re-shoring las cadenas de suministro que se aceleró durante la pandemia se acelere aún más, incluso si la guerra en Ucrania se detiene pronto.
Todo lo anterior está presionando a los gobiernos a dar apoyo al crecimiento, exactamente cuando la mayoría de ellos esperaba reducir sus niveles de gasto y endeudamiento. Los gobiernos de la mayoría de las economías avanzadas están tratando de equilibrar el ayudar a las familias más pobres con los elevados precios de energía y alimentos con el impulsar la inversión del sector público y privado.
El gasto en defensa es ahora una nueva prioridad. Putin, al igual que su amigo Xi, está convencido de que las democracias liberales fracasarán pero, contrariamente a sus intenciones, es posible que las haya provocado para que enfrenten sus principales desafíos: en particular, la despreocupación política de sus poblaciones, la responsabilidad corporativa, la desigualdad social y el cambio climático. Tal vez encuentre consuelo en desencadenar una recesión global, pero incluso eso, si llegare a ocurrir, podría no resultar ser tan severo.
Figura 3 Comparaciones infelices en tiempos infelices
Mientras tanto, a pesar de las enfurecidas protestas por los miles de millones de euros que se están pagando por petróleo, gas y carbón, la economía rusa se está descarrilando. Si bien el ingreso por la exportación de combustibles fósiles sigue financiando la guerra por el momento, llegará el momento en que sus clientes dejen de comprar, sea por razones políticas, financieras o ambientales. Es una cuestión de tiempo que la UE cierre las válvulas, y Nordstream2 nunca se activará. De hecho, cabe la posibilidad de que Putin corte el suministro de energéticos en un esfuerzo desesperadamente desafiante con el fin de parar el apoyo activo de la UE a Ucrania.
Las empresas internacionales y las organizaciones profesionales han estado notablemente dispuestas a soportar pérdidas sustanciales por dejar de operar y comerciar en Rusia (y Bielorrusia), y es poco probable que regresen por muchos años si es que alguna vez lo hacen. Las sanciones pueden ser de efectividad variable, pero el enfoque en SWIFT de esta ocasión las hace potencialmente devastadoras para quienes buscan infringirlas, lo que parece disuadir incluso a empresas con sede en países prorrusos, incluida China. Lo anterior significa pérdida de empleos y reducción de salarios para sus empleados y socios rusos.
Los trabajadores del sector tecnológico son algo así como una élite en Rusia, y decenas de miles de ellos (se reportan hasta 300,000) han huido en semanas recientes. La base manufacturera de Rusia ha sufrido por falta de inversión en nuevas industrias y se ha vuelto dependiente de las importaciones de componentes de alta tecnología y productos terminados, incluido el armamento.
El banco central, por supuesto, podrá imprimir rublos y los compradores extranjeros los necesitarán para pagar el petróleo y el gas, pero la hiperinflación se avecina junto con la recesión. Las guerras son notoriamente costosas y Rusia podría quedarse sin dinero y armas antes de fin de año. Tal vez cegado por su nostalgia por la antigua Unión Soviética, Putin ha repetido el error de gastar demasiado en las fuerzas armadas y aventuras en el extranjero, mientras que no ha hecho lo suficiente para fomentar la inversión empresarial y el consumo.
En resumen, la economía rusa está arruinada. Esto es lo que pasa cuando un líder despótico se rodea de acólitos corruptos y sibaritas.