Las amenazas de Trump no impiden que el panorama de inflación en EE. UU sea incierto
Genevieve Signoret & Delia Paredes
(You can read the English version here.)
Cada vez que sintonizamos las noticias financieras, escuchamos la narrativa de que las políticas de Trump serán inflacionarias, lo cual está impulsando las tasas de interés a largo plazo y fortaleciendo al dólar frente a otras divisas. Sin embargo, no estamos tan seguros.
Primero, por la inercia: los datos muestran una tendencia sostenida a la baja en las tasas de inflación.
Segundo, porque Trump es impredecible y su poder es limitado.
Trump es impredecible: incluso sus asesores más cercanos dicen que nunca saben lo que hará hasta que lo hace; y, a veces, toma posturas iniciales fuertes como táctica de negociación.
El poder de Trump es limitado: no puede cumplir todo lo que promete por decreto, las mayorías de su partido en el Congreso son muy estrechas y necesitará que algunos demócratas voten a su favor; además, poderosos intereses empresariales se opondrán a ciertos aspectos de sus políticas comerciales y migratorias; y varios de sus planes serán impugnados en las cortes.
Y tercero, incluso si Trump realmente implementa todos los aranceles y deportaciones masivas que amenaza, no es claro que estas políticas causen inflación.
Considera, por ejemplo, los aranceles. La inflación se define como un aumento general en los precios. Los aranceles subirían únicamente los precios de bienes, y no los de servicios. En otras palabras, moverían a unos precios en relación de otros, pero no causarían un aumento general de precios.
Además, los aranceles son en general eventos que impactan los precios una sola vez. Los precios de bienes darían un salto y luego se estabilizarían. Eso difícilmente constituye una espiral inflacionaria, y la Fed, más que ver al salto en precios como una tendencia que deba combatir con tasas de interés más altas, simplemente lo dejaría pasar.
Aparte, los aranceles podrían conducir a una reducción del déficit comercial que conlleve a la apreciación del dólar frente a las divisas de los socios comerciales de Estados Unidos. Un dólar más fuerte reduciría los precios de productos importados.
Consideremos ahora las deportaciones. Ciertamente, si dejamos todos los demás factores fijos, un encogimiento de la fuerza laboral sería un choque de oferta con efectos inflacionarios. Pero no todos los factores se mantendrían fijos, porque los migrantes sin documentos, además de trabajar, también compran cosas. Las deportaciones masivas debilitarían la demanda agregada de bienes y servicios, creando presión a la baja sobre los precios. Así que tenemos presión inflacionaria por mano de obra más escasa y presión deflacionaria por la más débil demanda agregada. ¿Cuál sería el efecto neto? No se puede saber.
La narrativa de mercado de que las políticas de Trump causarán inflación parece estar impulsando las tasas de interés a largo plazo, el dólar estadounidense y el precio de bitcoin. ¿Se desarrollará esta historia como los inversionistas parecen suponer? ¿Deberíamos invertir en consecuencia?
Recomendamos precaución. Observemos las tendencias emergentes reales de la inflación. Esperemos para ver si estas amenazas políticas son realmente creíbles. Y, sobre todo, incluso asumiendo que todas se lleven a cabo, no demos por sentado que sabemos lo que significarán para la inflación futura.
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