Suministro energético amenaza crecimiento en México

Genevieve Signoret & Delia Paredes

(You can read the English version here.)

Por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, ha surgido una narrativa la cual en nuestra opinión explica una buena parte del impulso que, antes del 2 de junio, se observaba en el peso mexicano frente a otras divisas. Según esta narrativa, las tasas de crecimiento en México se dispararán en años próximos a raíz de la geolocalización (nearshoring) —la llegada de empresas extranjeras que, deseosas de aprovechar la antipatía de los Estados Unidos hacia China, se instalan aquí para fabricar bienes y exportarlos a Estados Unidos.

Hemos venido señalando serios problemas con esta narrativa. Entre ellos, el que México sufre una escasez de energía eléctrica.

Escasean plantas de generación, líneas de transmisión, subestaciones y transformadores, explicó el experto en el sector energético, Gonzalo Monroy en un reciente episodio del podcast Peras y manzanas con Valeria Moy titulado “Tarde en la transición energética”.

Para nosotras, cuánto puede crecer México depende de cómo vendrá la política energética. Para ilustrar por qué, resumimos datos y opiniones expresados por Monroy en esa entrevista.

Por qué la escasez

Una de las primeras medidas relacionadas con la energía eléctrica impuestas por Andrés Manuel López Obrador tras tomar posesión en 2018 fue cancelar dos grandes proyectos: La Venta, el proyecto para incorporar a la red nacional energía producida en Oaxaca, y uno para conectar Sonora con Baja California.

En 2020, el equipo de López Obrador erigió obstáculos administrativos[1] a la interconexión de proyectos privados, principalmente en energía renovable. Estas medidas desencadenaron acciones de interposición de amparos, los cuales resultaron primero en suspensiones de los proyectos y, en 2021, en que la Corte otorgara los amparos por violación del orden constitucional.

Normalmente, las resoluciones de la Corte se publican en viernes. En esta ocasión, salió en lunes. El sábado previo, el presidente mandó una iniciativa de ley para cambiar los términos de la ley eléctrica que su administración estaba incumpliendo. Advirtió a los legisladores, “No le cambien ni una coma.” Se aprobó intacta.

Oponentes de la nueva ley respondieron presentando una acción de inconstitucionalidad. Para ganar ese tipo de acción, la Constitución Mexicana requiere que una mayoría calificada (ocho) de los doce once ministros de la Suprema Corte vote a favor. En este caso, votaron así sólo siete. Sin embargo, después y sosteniéndose en los mismos argumentos que en el caso anterior, particulares interpusieron una demanda de amparo. Para que la Corte resuelva a favor de un amparo, basta con una mayoría simple de votos. Y es así que, en 2023 y con efectos generales, la Corte otorgó el amparo, y la reforma se suspendió.

La demanda, mientras tanto, crecía

Durante todo este tiempo, por supuesto, la demanda de energía eléctrica en México seguía creciendo —entre 2019 y 2024 a una tasa promedio anual que Monroy estima en 2%. Mientras tanto, la capacidad permanece estancada a dimensiones de 2019.

Luego, apagones

Un suministro insuficiente de energía resulta invariablemente en apagones.

En 2019, justo después de que se cancelaron las mencionadas líneas de interconexión, una oleada de calor detonó apagones en las penínsulas de Baja California y Yucatán.

En febrero de 2021, cuando la tormenta invernal Uri congeló Texas y por ello se dispararon los precios del gas natural hasta más de US $150.00 el millón de BTU desde su nivel pre-Uri de $3.50, la CFE se vio obligada a dejar de comprar gas natural. Ahora bien, México carece de un almacenamiento estratégico de gas. Todos los estados del norte, desde Tamaulipas hasta Chihuahua, se quedaron sin luz por cinco días.

Luego, en diciembre de 2021, por una falla en la transmisión que tuvo un efecto dominó, se sufrieron apagones recurrentes en 22 estados.

1,000 MW de capacidad desperdiciada

Monroy estima que, interconectando tan sólo dos de las plantas suspendidas, ambas de energía renovable, en un lapso de ocho a catorce[2] semanas la CFE podría estar incorporando 1,000 MW de energía al sistema eléctrico.

La pregunta de miles de millones de dólares

Aprovechar esos 1,000 MW significaría echar para atrás la política energética de López Obrador. La duda que tenemos tanto los inversionistas bursátiles como las empresas que contemplan instalarse en México es, ¿cuál será la política energética de la presidente electa Claudia Sheinbaum?

Monroy estima que el tiempo mínimo requerido para construir una planta de generación nueva es de 18 meses. Mientras tanto, la demanda sigue creciendo. Una infraestructura adecuada, estima el experto, requeriría de cuatro a cinco años de construcción continua y costaría de 2.5 a 3.0 mil millones de dólares por año, cuando en los planes anunciados por Morena se habla de invertir en capacidad de generación eléctrica sólo 3.0 mil millones en todo el próximo sexenio.

Ahora nos entienden

Y ahora entienden por qué, cuando se nos pregunta, “¿Cómo vendrán las tasas de crecimiento en México en los próximos años?” solemos contestar, “Dinos primero tú, ¿cómo vendrá la política energética?”

 

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Corregido el 31 de agosto 2024.

 


[1] Ver la Política de Confiabilidad y el Acuerdo del Cenace.

[2] En el podcast, Monroy menciona “de ocho a doce”. Sin embargo, en una conversación posterior con Genevieve, indicó haber actualizado su estimado últimamente a “de ocho a catorce”.

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