Carstens: reforma fiscal no sería inflacionaria
Genevieve Signoret & Patrick Signoret
El 31 de julio, en una comida en la Ciudad de México organizada por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, compartió su perspectiva sobre el impacto del entorno global en México y sobre la economía de México. Genevieve asistió a la comida y compartió sus reacciones al discurso de Carstens en Twitter. De todo lo que dijo en su discurso, el mensaje más importante llegó durante la sesión de preguntas y respuestas: Carstens indicó que, a pesar de que una ampliación de la base del IVA elevaría la tasa medida de inflación, no sería inflacionaria, por lo que Banxico no reaccionaría alzando las tasas de interés.
Carstens resumió la postura de la Fed como lista para frenar el estímulo. Minutos antes del discurso del gobernador Carstens, el FOMC acababa de publicar su comunicado, cuyo sesgo, según nuestra lectura, fue un poco más equilibrado que el anterior. El resumen de Carstens no reflejaba ese cambio de tono, sea porque había preparado su discurso antes de conocer el comunicado del FOMC, sea porque el Gobernador no comparte nuestra interpretación. Estaremos atentos a ver si, en su comunicación futura, la interpretación de Carstens/Banxico sobre la postura actual de la Fed cambia en reacción al último comunicado de la Fed.
Atribuyó la desaceleración reciente de la economía mexicana en parte a condiciones externas débiles, pero añadió que también ha influido la demanda pública inusualmente lenta, en parte por un efecto base: la administración de Calderón aceleró el gasto al final de su sexenio. Dijo considerar que el gasto público se está normalizando y que pronto dejará de ser un lastre para el PIB. Notó que la construcción privada también ha estado débil: está siendo arrastrada por la débil inversión privada en vivienda. Señaló que los flujos de crédito se han desacelerado, fenómeno que atribuyó más al lado de la demanda que al de la oferta. Elogió la fortaleza de la banca, describiéndola como dispuesta y en posibilidad de prestar.
Informó que Banxico espera una recuperación de la tasa de crecimiento en la segunda mitad del año, gracias en parte al reciente debilitamiento del peso frente al dólar. Explicó que, según su perspectiva, el impacto sobre México de las condiciones externas en general y de (su percepción de un) sesgo nuevo de la Fed en particular ocurre principalmente en la relación peso-dólar. Anticipó que este debilitamiento del peso aunado a la recuperación de la industria estadounidense impulsaría una reaceleración de la economía mexicana este semestre.
Mientras tanto, dijo, en México no hay presiones inflacionarias. La rápida inflación no subyacente durante la primera mitad del año fue por choques externos y transitorios que no deberían afectar la política monetaria. Específicamente, hubo una epidemia aviaria que elevó el precio del pollo. Notó el peso relativamente grande que tiene el pollo en el índice de precios al consumidor en México. Pero también compartió la percepción de que estas enfermedades no han causado “efectos de segundo orden”: las expectativas de inflación permanecen bien ancladas; no fueron ellas las que generaron el reciente empinamiento en la curva de rendimientos. (Dado lo dicho anteriormente en su discurso, inferimos que lo atribuye más bien a factores externos y en particular a las intenciones de la Fed de disminuir el ritmo de sus compras de activos este año.)
El mensaje más importante de Carstens llegó durante la sesión de preguntas y respuestas. Aprovechó una pregunta acerca de las reformas estructurales para corregir opiniones que ha escuchado sobre la posibilidad de un endurecimiento en la postura de Banxico en reacción al supuesto efecto inflacionario que conllevaría una reforma fiscal. Carstens no fue explícito, pero era obvio que con “reforma fiscal” se refería a la propuesta de ampliar la base gravable del IVA. Dijo que el efecto sobre los precios del consumidor de un aumento en los impuestos al consumo sería de una sola vez y transitorio. Explicó que, si bien elevan la tasa medida de inflación, lo hacen temporalmente, por lo que en realidad no causan inflación. (De hecho, dijo “sino todo lo contrario”*.) El Gobernador dijo explícitamente que, por ello, Banxico no reaccionaría a una reforma fiscal con alzas en las tasas de interés.
* ¿Qué habrá querido decir con “sino todo lo contrario”? ¿Se tratará de un descuido? ¿Pensará que ampliar la base de IVA causaría deflación? Pensamos que no, que más bien aludía a su convicción de que una reforma fiscal integral, al acelerar la tasa potencial de crecimiento, será desinflacionario. Deflación es inflación negativa. Desinflación es reducción en una tasa (positiva) de inflación. Ningún banco central desea deflación, pero Banxico desde hace mucho tiempo intenta lograr desinflación: que la tasa de inflación converja hacia la meta de 3%. Si con una reforma integral hacendaria se logra elevar la tasa potencial de crecimiento, México puede crecer más rápido sin presionar tanto los precios.